Se sabe que el ejercicio regular beneficia nuestro corazón, músculos y sueño. Pero un creciente conjunto de investigaciones sugiere que también desempeña un papel vital en la protección de nuestro cerebro. Ahora, un nuevo estudio publicado en Neurology proporciona más evidencia de que la actividad física puede ralentizar significativamente la neurodegeneración, la pérdida progresiva de células cerebrales y conexiones relacionadas con enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer e incluso el envejecimiento normal.
El estudio de cuatro años siguió a personas con enfermedad de Parkinson temprana mediante resonancias magnéticas y registros detallados de sus niveles de actividad física. Los investigadores descubrieron una clara correlación entre el ejercicio regular y una función cerebral más saludable. Las personas que hacían ejercicio consistentemente demostraron un adelgazamiento más lento en la corteza, la región del cerebro responsable del pensamiento, la memoria, la atención y la resolución de problemas de nivel superior.
Es importante destacar que el ejercicio no solo controlaba los síntomas; parecía tener un impacto directo en la progresión del propio Parkinson. El estudio encontró que quienes se movían con regularidad experimentaban menos pérdida de volumen en el hipocampo y la amígdala, áreas cruciales para la memoria y el procesamiento emocional. Estos cambios estructurales se tradujeron en un mejor rendimiento en las pruebas de memoria y atención con el tiempo.
Si bien esta investigación específica se centró en el Parkinson, las implicaciones van mucho más allá. Las mismas áreas del cerebro protegidas por el ejercicio (el hipocampo y la corteza) también son particularmente vulnerables al Alzheimer y al deterioro de la memoria relacionado con la edad. Esto se hace eco de los hallazgos en adultos sanos, donde la actividad física regular está relacionada con un mayor volumen del hipocampo, una memoria más nítida y un riesgo reducido de demencia.
Ejercicio: el mejor amigo de tu cerebro
Esta investigación subraya el profundo impacto que tiene el ejercicio en la salud del cerebro a lo largo de la vida. Va más allá del simple mantenimiento de la aptitud física; es una herramienta poderosa para preservar la función cognitiva a medida que envejecemos. A continuación le mostramos cómo incorporar movimientos que estimulen el cerebro en su rutina:
- Haga de la constancia su objetivo: Trate de realizar una actividad moderada la mayoría de los días de la semana. Piensa en caminatas rápidas, paseos en bicicleta o incluso bailar: ¡cualquier cosa que te haga moverte!
- Mézclalo: Combina ejercicio aeróbico (como correr o nadar) con entrenamiento de fuerza (levantar pesas o ejercicios de peso corporal). Esta combinación favorece tanto el flujo sanguíneo al cerebro como el equilibrio hormonal, crucial para la salud cognitiva.
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Encuentra tu diversión: Elige actividades que realmente disfrutes. Esto aumenta sus posibilidades de mantenerlos a largo plazo, convirtiendo el movimiento en un hábito gratificante.
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Muévase con frecuencia: No subestime el poder de breves períodos de actividad a lo largo del día. Levántese y estírese cada hora o realice caminatas rápidas para mantener tanto su cerebro como su cuerpo ocupados.
El mensaje es claro: el movimiento no sólo es bueno para el cuerpo; es esencial para una mente aguda y sana a cualquier edad. Así que muévase, proteja su capacidad intelectual y disfrute de los numerosos beneficios de un estilo de vida físicamente activo.






















